Confía en Allah..

Un maestro estaba viajando con uno de sus discípulos. El discípulo era el encargado de cuidar del camello. Llegaron de noche, cansados, a la posada para caravanas. Era obligación del discípulo atar el camello, pero no se molestó en hacerlo y lo dejó fuera. En cambio, se dedicó a rezar, le dijo a Dios: «Encárgate del camello», y se durmió.

Por la mañana el camello no estaba: había sido robado, se había ido... podía haberle ocurrido cualquier cosa. El maestro preguntó: -¿Qué ha pasado? ¿Dónde está el camello?
 -No lo sé -dijo el discípulo-. Pregúntaselo a Dios, porque yo le dije a Allah que cuidara de él; y como yo estaba cansado, no tengo la menor idea. Yo no soy el responsable porque se lo dije muy claramente. No hay forma de que no lo entendiera: se lo repetí tres veces. Y como siempre enseñas que debemos confiar en Allah, he confiado. Ahora no te enfades conmigo.

El maestro dijo: -Confía en Allah, pero primero ata el camello, porque Allah no tiene otras manos que las tuyas. Si quiere atar el camello, tendrá que usar las manos de alguien; pero no tiene otras que las tuyas. ¡Y es tu camello! La mejor forma de hacerlo, el camino más sencillo y más fácil es usar tus manos. Confía en Allah, no confíes solo en tus manos; de otro modo estarás tenso. Ata el camello y después confía en Allah.

Preguntarás: «¿Para qué confiar en Allah si ya he atado el camello?»; porque aunque esté atado, el camello puede ser robado. Haz todo lo que puedas, pero eso no garantiza el resultado, no hay garantía. Por tanto, haz todo lo que puedes y después acepta lo que ocurra.

Éste es el significado de atar el camello: haz lo que puedas hacer, no eludas tu responsabilidad, y después si no pasa nada o si algo va mal, confía en Allah. Entonces Él sabe muy bien lo que hace. Quizá sea bueno para nosotros viajar sin camello. Es muy fácil confiar en Allah y ser vago. Es muy fácil no confiar en Allah y hacer las cosas. El tercer tipo de hombre es difícil de encontrar: confías en Allah y sigues haciendo las cosas. Pero ahora sólo eres un instrumento; Dios es el verdadero actor, tu sólo eres un instrumento en sus manos."



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Extraído de "La Sabiduría de las Arenas". Osho.

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